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La taranta: el cante libre nacido de la tierra y el silencio
Un palo flamenco profundo y sin compás fijo que expresa la dureza del trabajo minero y la emoción más desnuda del cante jondo.
Dentro del flamenco existen palos que se rigen por un compás marcado y otros que rompen con cualquier estructura rítmica fija para dejar espacio a la emoción más pura. La taranta pertenece a este segundo grupo. Es un cante libre, profundo y solemne, que nace directamente de la experiencia vital y del entorno en el que se desarrolló: las minas del sureste español.
La taranta no busca el ritmo ni la celebración. Es un palo introspectivo, cargado de melancolía y fuerza expresiva, que conecta al oyente con el flamenco más hondo y esencial.
Origen de la taranta
La taranta forma parte de los llamados cantes de levante, surgidos en zonas mineras de Almería, Murcia y Jaén durante el siglo XIX. Estos cantes nacieron como una forma de expresar la dureza del trabajo en la mina, el esfuerzo físico y la soledad del entorno laboral.
A diferencia de otros palos más antiguos, la taranta no procede directamente del folclore popular cantado para el baile, sino de un contexto más íntimo y personal. Por eso, su interpretación siempre ha estado ligada al cante y al toque, sin acompañamiento de baile.
Un cante sin compás fijo
Una de las principales características de la taranta es que carece de compás fijo. El cantaor o cantaora marca el tiempo de manera libre, guiándose por la emoción y la respiración, mientras la guitarra acompaña respetando cada pausa y cada subida melódica.
Esta libertad convierte a la taranta en un palo especialmente exigente. Requiere una gran madurez vocal, control técnico y capacidad expresiva, ya que no hay un ritmo que sostenga la interpretación: todo depende de la verdad con la que se cante.
El papel de la guitarra en la taranta
El toque por taranta es uno de los más reconocibles y valorados del flamenco. La guitarra abandona el ritmo marcado para centrarse en melodías profundas, acordes abiertos y falsetas muy expresivas.
El guitarrista no impone, acompaña. Escucha al cantaor y construye un diálogo musical que refuerza la emoción del cante. Esta relación íntima entre voz y guitarra es una de las señas de identidad de la taranta.
La taranta en el flamenco actual
Hoy en día, la taranta sigue siendo un palo de referencia dentro del flamenco más jondo. Aunque no es habitual en espectáculos orientados al baile, ocupa un lugar fundamental en recitales de cante y guitarra, donde se valora la profundidad y la autenticidad.
En Andalucía oriental y en ciudades con una fuerte sensibilidad flamenca como Málaga, la taranta encuentra un público receptivo, capaz de apreciar el silencio, la pausa y la intensidad emocional que este palo transmite.
La taranta y el flamenco en directo
Escuchar una taranta en directo es una experiencia distinta. No hay palmas ni ritmo que distraigan: solo la voz, la guitarra y el silencio compartido con el público. Es un momento de recogimiento que permite entender el flamenco desde su dimensión más humana.
En Teatro Flamenco Málaga, el flamenco se vive como un arte completo, donde conviven palos rítmicos y festivos con otros más profundos y reflexivos, como la taranta, que recuerdan el origen y la esencia del cante jondo.
Descubrir la taranta es adentrarse en la raíz del flamenco, en un cante que nace de la tierra y se eleva a través de la emoción.
